viernes, 27 de marzo de 2009

Excursión a la Garganta del Diablo


Después de caminar entre selva y saltos de agua, por pasarelas, el paseo inferior y el superior, hacer un alto para almorzar, hay que tomar el trencito que lleva a la estación “Garganta del Diablo”, el clima es caluroso y muy húmedo, como si fuera un baño turco, y la sensación es de descongestión nasal. Una vez que el tren arriba, ahí hay que caminar aproximadamente un kilómetro por pasarelas que van graciosamente como una culebra entre riachos e islas, hasta que se llega a lo más grande, lo más magnífico y majestuoso, el tercer salto de agua más grande del mundo, y el segundo en importancia. Lo que se experimenta ahí, es difícil de explicar con palabras. La fuerza inconmensurable de millones de litros de agua de río… es uno de los pocos lugares del mundo, donde la energía hidráulica no adulterada por la mano del hombre, produce al ser humano, y también a todo ente, ya sea animal, vegetal, o mineral, una modificación integral del estado físico, que repercute sobre el estado de ánimo. Una gran nube de vapor fresco, aminora el intenso calor de la selva a los rayos del sol, que forman un precioso arco iris, que ornamenta el espectáculo; y al asomarse a la baranda, se siente una pulsión inigualable. Lo más feo que tiene la excursión, es que hay que volver.

Manuel Lamas, 27 de marzo de 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

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