miércoles, 30 de marzo de 2011

Castor et Pollux




- SEBASTIAN FLEMING, hijo de Amalia Kempe
- AGUSTIN VON REICHENAU, su mejor amigo
El cuarto de Sebastián en la casa de Amalia Kempe.

AGUSTIN: No sé por qué todo el tiempo estás rememorando aquélla época.
SEBASTIAN: Es que yo era tan feliz entonces…
AGUSTIN: Vos siempre sos feliz, Sebastián, si el quid de tu vida pasa por el video porno que vas a ver a la noche, cuando el ejército de cacatúas que viven en tu casa se van a dormir…
SEBASTIAN: ¿Qué decís?
AGUSTIN: ¿Me vas a decir que no lo hacés? Tocás esa notebook y explota de la cantidad de pornografía que tiene…
SEBASTIAN: Lo que quiero decir, Agustín María, es que hago otras cosas además de ver porno.
AGUSTIN: Ir a comer con tu madre, tomar el té con las cacatúas, viajar dos o tres veces por año con las millas de la tarjeta de crédito de la pobre Amalia, subir las fotos de tus viajes al facebook, y llamarme a mí para que te haga compañía…
SEBASTIAN: Bueno, Gustl, ya te dije que estoy muy estresado, este año me lo voy a tomar sabático, quiero despejarme, descansar, leer, escribir, algún que otro viajecito…
AGUSTIN: Francamente, las conversaciones que tengo con vos, son de neuropsiquiátrico, Sebastián…
SEBASTIAN: Siempre desvalorizás todo lo que viene de mí.
AGUSTIN: A esta altura, hacé lo que te venga en gana, ya desistí de todo… (pausa) ¡Oíme!
SEBASTIAN: Te oigo, Gustelito…
AGUSTIN: ¿Vamos a La Sarita a comprar esos arrollados que siempre hacía tu tío manfloro antes de abandonar a su familia e irse a Bali?
SEBASTIAN: ¡Agustín, es una constante con vos!
AGUSTIN: ¿Qué dije ahora?
SEBASTIAN: ¿Qué tenés que andar hablando de mi tío Hernán?
AGUSTIN: Yo no digo nada, siempre me cayó bien, y me gusta mucho su hijo Lucas ¡que conste! Lo que no me gusta, es que es un maricón amarrete, y nunca te invita a su casa en Bali a pasar un par de semanas.
SEBASTIAN: ¿Y a vos que te importa si me invita o me deja de invitar a Bali?
AGUSTIN: Sebastián… Nosotros somos como hermanos, a vos te llega a pasar algo y yo me tiro a las vías del tren, si Hernán te invita a Bali a esa casa tan espectacular que se ha hecho, vía Qatar o vía Dubai, quedándote unos tres o cuatro días en Doha o en Dubai, eso se arregla con Rubiofuego, no te va a invitaría a vos solito, te morirías de aburrimiento ahí, y yo no lo permitiría, Blondchen…
SEBASTIAN: ¿Vos pretendés que mi tío te invite a Bali a vos por no hacer absolutamente nada?
AGUSTIN: Bueno, si vamos a hablar a calzón quitado, vos tampoco hiciste absolutamente nada…
SEBASTIAN: ¡No, pero no pretendo que me inviten a Bali, ni a Chascomús!
AGUSTIN: ¡Mentira! Si le vivís garroneando viajes a tu pobre madre, para saciar tu apetito de darte placeres como una perdida…
SEBASTIAN: ¡Pero es mi madre! Y ella me paga mis viajes que son instructivos…
AGUSTIN: ¡Dale, Sebastián! Ma che instructivos? ¿Te crees que me como el cuento de que fuiste a pasar la Navidad y el año nuevo a Budapest y a Praga a ver Xerxes, El Cascanueces, y Rusalka?
SEBASTIAN: ¿Qué estás insinuando?
AGUSTIN: mmm ¡Nada!
SEBASTIAN: Ah, vos arrojaste la piedra, ahora no escondas la mano…
AGUSTIN: Rien, rien de rien!
SEBASTIAN: Parla, vespa!
AGUSTIN: Blondchen, mein liebes Blondchen, ¿Por qué nos ponemos agresivos? Yo solamente decía, este, como se dice, que vos viajás asiduamente a Europa, más que nada a Europa Central, porque allá podés concretar ciertos encuentros, que acá te comprometerían un poco, mein kleines Blondi…
SEBASTIAN: No sé de qué hablás, en Budapest y en Praga solamente me vi con Matto…
AGUSTIN: Bueno, justamente Matto, digamos que con él tenés una relación virtual un tanto, come si dice…
SEBASTIAN: ¡Dale, no te hagas el idiota! No pasó nada entre Matto y yo, sólo fuimos a ver ópera y ballet, a comer, a tomar el té, y a pasear por Buda, por el Danubio, por Andrassy Utca, y el Karluv Most bajo la nieve…
AGUSTIN: Niente di piu?
SEBASTIAN: ¿Y si hubiera pasado algo más, por qué debería contártelo a vos?
AGUSTIN: Por primera vez tenés razón, Bastien, las escenas lésbicas no son en lo más mínimo de mi agrado…
SEBASTIAN: Matto y yo compartimos una cosa, Reichenau, algo que vos nunca tuviste, Matto lo define exquisitamente en su facebook.
AGUSTIN: ¡Claro, una idílica relación por facebook! Y cada tanto también por Skype… Ahí es cuando quieren… Intimar… Y una o dos veces al año, se juntan a tomar el té como sus abuelas y conversan de lo regias que están Kiri, Fleming y Mattila, en tal o cual ópera súper almibarada…
SEBASTIAN: Envidia es lo que tenés… ¡En efecto, Gustl!, Matto y yo llevamos la sofisticación en la sangre, él mi vivo retrato de cuando era un adolescente…
AGUSTIN: Lamento informarte que te faltaron un par de millones, tesoro…
SEBASTIAN: No soy ningún Quijote, Gustelito, no tendré tanto esplendor como Matto, pero nuestras almas son iguales, nuestras vidas se remontan a la Viena Imperial, y al Versailles pre revolucionario, ninguno de los dos concebimos nuestras vidas sin la Mariscala, Arabella, y la comtesse Madeleine…
AGUSTIN: Mujeres que no existen, y que de existir serían hombres con concha… Y mucha guita, como les gusta a ustedes…
SEBASTIAN: Mi madre es así, Gustl…
AGUSTIN: Bueno, convengamos que desde que dejó de cantar, Amalita está un poco venida a menos…
SEBASTIAN: Lo que tenemos nos alcanza para seguir viviendo como lo venimos haciendo por muchas generaciones más, ergo, no es un tema que me quite el sueño…
AGUSTIN: Bueno, Blondito, ya que doña Amalia Kempe es tan potentada, pedile que querés viajar con tu amiguito Gustl a Bali con su hermanito el que se descarrió…
SEBASTIAN: ¿Cómo le voy a pedir eso a mi madre?
AGUSTIN: ¿Tan en la lona está? Yo creía que la American Express Platinum le daba una buena cantidad de puntos, ni siquiera te pido upgrade a Business. Además, allá todo correría por cuenta de don Hernán Kempe, si al fin y al cabo, él ahora sólo se dedica a vivir como un sultán en esa fortaleza que tiene… ¡Es más! Podríamos invitar a Matto, calculo que tu tío Hernancito debe tener un teatro privado en su palacio balinés, como el que tenía Marie Antoinette en Versailles.
SEBASTIAN: En efecto, lo tiene, pero cómo le voy a pedir a mi madre que te pague un viaje a Indonesia, y a mi tío que te dé hospedaje a vos, y a Matto, sólo por satisfacer tus impúdicos excentricismos.
AGUSTIN: ¿Yo?, ¿Cómo decís eso de mí? Yo que soy un joven tan pío… ¡No pasa víspera que no reciba mi comunión en una basílica… ¡Y de la mano de un obispo!
SEBASTIAN: ¡Chupacirios! Mejor no sigo…
AGUSTIN: ¡Ay, Sebastián, querido! ¿por qué me decís esas cosas? todos somos hijos del Altísimo…
SEBASTIAN: ¡Dejá de hacerte el cardenal!
AGUSTIN: ¡Ay, es verdad! ¿No hablo igual a Monseñor Aguer?
SEBASTIAN: Monseñor Aguer… ¡Cardenal Richelieu!
AGUSTIN: ¡Ay, pero qué maravilla! Con toda la guardia Real, sabés lo que serían esos mozos de cuadras, los cadetes, los lacayos, Mon Dieu!
SEBASTIAN: ¡Ay, bueno, che, basta que me viene el agua a la boca!
AGUSTIN: Si te conoceré, Biondino… Más rápida que el tren bala resultó ser el chico “sofisticado” del colegio…
SEBASTIAN: El muerto se ríe del degollado, como decía Sebastián Arnoux…
AGUSTIN: Bueno, ¡basta de cháchara! Vamos a La Sarita a comprar los arrolladitos antes de que cierre, y le pedimos a Casilda que nos los haga como los hacía Martina Beruti, ¡Ay! ¿Qué habrá sido de la vida de Tincha? ¡Que mujer tan encantadora! ¡Y qué refinada! ¡Un encanto! No entiendo por qué tu tío la dejó, ella es tan elegante… Cuando la veía, hasta me daban ganas de hacerme heterosexual…
SEBASTIAN: ¡Vividora! ¡Parásito! se hacía la bienuda, ¡Piojosa resucitada, pobre Crista!…
AGUSTIN: ¿Era, ya la mataste, pobre alma del señor?
SEBASTIAN: De verdad que hablás como Monseñor Aguer…
AGUSTIN: ¡Ay, qué encanto! Hasta te daría un besito… Bueno, ahora, vamos a ir a Vicente López, a comprar esos arrollados tan ricos, que los va a hacer tu mucama, y yo me voy a quedar a dormir, y vos mañana, cuando yo me vaya, vas a hablar con Amalia, y le vas tirar la idea que querés visitar a tu tiíto en Bali, y por supuesto, no querés viajar solo, te morirías de angustia…
SEBASTIAN: No es que no quiera viajar, no quiero ir ahí… Quiero ir a Berlín y a Dresden…
AGUSTIN: ¡Ay, por favor, Sebastián! Siempre vas a Mitteleuropa, hay que variar un poco, Bali es un paraíso, y la casa de tu tío, por lo que pude ver, es digna de un Bey, podemos contratar unos de esos chicos eslovacos, y pasarla regio con tu tío y con Matto…
SEBASTIAN: ¿Ah sí? ¿Y quién los paga? ¿O pretendés que mi tío también pague tus orgías?
AGUSTIN: ¿Vos crees que él no arma colosales orgías en ese palacio que tiene? Pero igual no pensaba en eso…
SEBASTIAN: ¿Qué pensabas?
AGUSTIN: Tu abuela Teresa… Ella tiene debilidad por vos, si le pedís, te va a dar…
SEBASTIAN: Ah, ¡divino! Le digo, Tere, oíme, necesito dieciocho mil dólares, para pagar los pasajes y los honorarios de cuatro muchachos que van a viajar desde Eslovaquia hasta Indonesia, para hacernos compañía a Hernán, a Matto, a Agustín y a mí, vos que me querés mucho, ¿me los das?
AGUSTIN: ¡Así no, pelotudo! Decile que vas a hacer una representación del Bastien und Bastienne con la Damrau, Beczala y René Pape en el teatro de Hernán en Bali, para una gente influyente y qué sé yo…
SEBASTIAN: ¡Minusválido mental! Hacer es cuesta mucho más que dieciocho mil dólares…
AGUSTIN: Bueno, pedile veintitrés mil, y decile que vas a contratar a Dagmar Schellenberger, Herbert Lippert y Laszlo Polgar, que cobran más barato…
SEBASTIAN: Después nuestras conversaciones son de neuropsiquiátrico por mi culpa…
AGUSTIN: Yo lo hago por tu bien, Blonchen, no podés vivir del porno, ¡tenés que disfrutar más en carne y hueso!
SEBASTIAN: ¿Y quién te dice que no disfruto?
AGUSTIN: Si te la pasás metido acá todo el tiempo…
SEBASTIAN: Aunque no lo creas, estoy teniendo más levante que antes… ¡Y no sólo salgo a comer con Amalia!
AGUSTIN: Lo decís porque estuviste con un neuquino que no se lo querías presentar a tu madre ni a tus abuelas porque no tenía un solo diente en su lugar…
SEBASTIAN: Sí, por él además…
AGUSTIN: Jmm! ¿Quién más?
(pausa)
SEBASTIAN: mmm, Rubiofuego…
AGUSTIN: (se ríe estruendosamente) Rubiofuego antes de tocarte a vos, se la corta…
SEBASTIAN: A vos no te lo va a contar, porque parece que liarse conmigo resta prestigio, hasta vos lo negás…
AGUSTIN: ¿Qué es lo que niego?
SEBASTIAN: Lo que pasó aquella vez… Aquellas veces…
AGUSTIN: Sebastián, eso no fue nada… ¿Eso fue lo que hiciste con Rubiofuego?
SEBASTIAN: En primer lugar, yo tengo material fotográfico de lo que pasó un par de veces en esta casa entre vos y yo… Y en segundo lugar, yo a Rubiofuego…
AGUSTIN: (se ríe aún más estruendosamente) ¿Y pretendés que te crea?
SEBASTIAN: Ni te digo que le preguntes a Marcos, porque lo va a negar rotundamente, pero yo sí sé lo que pasó…
AGUSTIN: Lo que es tener tiempo para decir boludeces…
SEBASTIAN: No voy a pretender que me creas… Vamos a comer… Y no vamos a ir a La Sarita, la mucama hizo unas tartas de mierda, no las puedo ni ver, pero mi madre le pidió que las hiciera, y las vamos a comer…
AGUSTIN: Sí, mejor, ya es tarde para ir a Vicente López…
APAGON

La teta de Amalia Kempe




- SEBASTIAN FLEMING
- AMALIA KEMPE, su madre
- CASILDA MANRIQUE, la mucama

SEBASTIAN: Esta italiana me hace acordar al viaje que no hice…
AMALIA: No lo podías hacer, Sebi… Si estabas todo el día metido acá con el otro imbécil…
SEBASTIAN: ¿Qué sé yo? Lo conozco desde que tengo cinco años.
AMALIA: Y nunca te dejó avanzar en ningún sentido, ese chico era súmamente nocivo para vos, un idiota, un tarado que no hacía nada, y pretendía tenerte atado a él… Ahora no seas boludo y no lo llames, nada, dejalo. La relación que tenían era súper enfermiza… Yo estoy muy contenta de lo bien que estás ahora. Mucho más dado, tenés otros amigos. Agustín te estaba carcomiendo…
SEBASTIAN: Sí, pero mirá, me encantaría mostrarle como estoy ahora, para que vea, él siempre me tiraba todo abajo.
AMALIA: Eso porque era un envidioso… Bien que tenía sus buenos quilombos en su casa, la madre estaba más loca que un plumero, el padre vive en Austria, la abuela es una delirante… Francamente, él me da lástima… Es un pobre chico…
SEBASTIAN: Ma…
AMALIA: Decime, Sebi…
SEBASTIAN: Vos me dijiste que invite a alguien a tu fiesta de cumpleaños…
AMALIA: Claro, invitá a Santi…
SEBASTIAN: Sí, ya le dije a Santi, pero le quiero decir a alquien más…
AMALIA: Regio, decile a Tomi Castellano…
SEBASTIAN: Eh… Yo le quería decir a Agustín…
AMALIA: (se ríe) ¡No! Ni en chiste lo digas, Sebas, vos progresaste un montón… Ese pibe acá no entra…
SEBASTIAN: (se ríe) ¿No lo puedo traer?
AMALIA: Acá no entra, si quieren, se ven en otro lado, y que yo no me entere… ¡No seas tonto, Sebi! ¿Para qué vas a ver a ese pelotudo?
SEBASTIAN: Te estoy jodiendo… No lo quiero ver, sólo quiero que vea como estoy, y que se muera de envidia…
AMALIA: Seguramente está al tanto de todo, la abuela va a jugar al Poker a la casa de los Ferenczy los jueves, y seguro desparrama todo ahí…
SEBASTIAN: ¡Ojalá! ¿Sabés si la abuela juega con Julia y con Teresa Esztérházy?
AMALIA: Tengo entendido que los jueves juega al Poker con las dos, y los sábados van varias viejas al teatro en el pull que hace Raquel Bielizcky, ahí seguro que la abuela que es un pasillo vocifera todo, y en pocas horas llega a oídos del otro pelotudo…
SEBASTIAN: ¿Vos por qué no salís con ellas, ma?
AMALIA: No, dejame… prefiero quedarme acá, o ir a tomar algo con alguna amiga, nunca me banqué a los Ferenczy, ni a toda esa cría, sobre todo a Teresa y a su hija… Por no hablar del nieto…
SEBASTIAN: Pero vos te quedás todos los fines de semana acá conmigo y con la oma Fricka… En este último mes, mi mejor amigo fue el Maxi…
AMALIA: Mirá, prefiero que seas amigo de Maxi, antes de que estés todo el día metido en tu cuarto con Agustín, ese chico no te dejaba ser vos…
SEBASTIAN: Ma… Ya al final, poco antes de dejar de ver a Agustín, fuimos un par de veces a la casa de un chico que vive en Núñez.
AMALIA: ¿Qué?
SEBASTIAN: Es un amigo de Agustín, un chico que él conoció en el conservatorio donde canta…
AMALIA: ¿Canta?
SEBASTIAN: Sí, bah, eh… Toma clases de canto, pero para cantar rock, el canto lírico no es lo que más le gusta…
AMALIA: ¿Cómo se llama?
SEBASTIAN: Marcos.
AMALIA: ¿Con quién vive?
SEBASTIAN: Con la hermana…
AMALIA: ¿Con la hermana los dos solos?
SEBASTIAN: Es que él es un poco más grande, vive con la hermana en un departamento en Núñez…
AMALIA: ¿Qué edad tiene?
SEBASTIAN: Veintiséis.
AMALIA: ¿Y vive con la hermana?
SEBASTIAN: ¿Qué tiene?
AMALIA: No sé, me parece raro… Bueno, sea como sea, si ese tipo tiene algo que ver con el boludo de Agustín, mejor que no lo andes viendo mucho…
CASILDA: Señora…
AMALIA: Decime, Casilda…
CASILDA: Mi hermana Myriam, cumple años la semana que viene, y Soraïde nos invita a Melania, a Rosa, al Maxi y a mí a Corrientes al cumpleaños de Myriam…
AMALIA: Bueno, hacé lo que quieras, Casilda, mientras estés acá para mi cumpleaños…
CASILDA: Es que usted cumple años el siete, Amalia, y Myriam cumple el ocho.
AMALIA: ¿Y qué querés que haga?
CASILDA: Bueno, la Soraïde ya nos sacó pasaje a todos para ir a Corrientes el siete…
SEBASTIAN: Andá el ocho.
CASILDA: No llego a la fiesta, son muchas horas de viaje…
SEBASTIAN: ¿Vos sos o te hacés? ¡Andá en avión, mujer!
CASILDA: Es que la Soraïde ya nos sacó el pasaje a todos…
SEBASTIAN: ¿Y te vas a ir el día del cumpleaños de mi mamá y dejarnos a todos con el fardo?
CASILDA: ¡Ay, señora!
AMALIA: Si querés, yo te saco para que vayas en avión el ocho cuando hayamos terminado de ordenar acá…
CASILDA: Pero voy a estar muerta señora, además, Freddie va a hacer un asado grande el ocho al mediodía para recibirnos a todos…
SEBASTIAN: Mi madre es demasiado laxa con vos, Casilda, en las casas de mis abuelas no hubieras durado tres días…
CASILDA: Lo que decía yo Amalia, era que pasaras tu fiesta de cumpleaños para el otro fin de semana, si total, no invitaste a nadie todavía…
SEBASTIAN: This is too much!
AMALIA: Y bueno, si no queda otra…
SEBASTIAN: Vos te vas a ganar la cocarda, mamá…
AMALIA: Y bueno Sebi, es así… Tratá de volver lo antes posible, Casilda…
CASILDA: ¡Ay, Gracias, señora Amalia!
AMALIA: ¿Y qué le vamos a hacer? ¿Dónde está mi madre?
CASILDA: Fue a la peluquería…
AMALIA: ¿Fricka está en su cuarto?
CASILDA: Sí, está en su cuarto leyendo.
AMALIA: Muy bien, comemos a las ocho, me voy a mi cuarto…
SEBASTIAN: Mamá, yo no como acá.
AMALIA: ¿Y dónde vas a comer?
SEBASTIAN: Voy a ir al cine con Tomi Castellano, y después vamos a ir a comer al Burger.
AMALIA: No comas ahí, Sebastián, es una porquería, vengan a comer acá…
SEBASTIAN: No, viste como es Tomás, es medio quedado, nunc a quiere ir a la casa de nadie…
AMALIA: Bueno, mandale un beso, vayan a comer al vegetariano que está en Juramento…
SEBASTIAN: No me gusta comer pasto mamá…
AMALIA: Deberías…
SEBASTIAN: Pero no me gusta, me gusta la carne.
AMALIA: ¿Sacaste turno con la dentista?
SEBASTIAN: No, todavía no.
AMALIA: Si yo no te hago todo, vos podés morirte tranquilo, a ver, decime, ¿qué días podés la semana que viene?
SEBASTIAN: ¿Para qué?
AMALIA: ¡Para ir a la dentista, Sebastián!
SEBASTIAN: No sé, ya veré…
AMALIA: Es que si esperamos a que vos veas, vas a ser el año que viene, decime qué días y a qué hora podés, y yo ahora la llamo y le pido un turno para la semana que viene…
SEBASTIAN: ¿Será posible que no te metas en todo?
AMALIA: Mirá, hacé lo que quieras, ya estás grandecito, yo te ofrecí ayudarte, arreglate vos solito…
SEBASTIAN: Bueno…
AMALIA: Pero sacá turno para la semana que viene.
SEBASTIAN: Sí, mamá, voy a sacar turno ni bien pueda…
AMALIA: ¿Y qué tanto tenés que hacer que no sacás?
SEBASTIAN: Enough! Me voy…
AMALIA: ¿Ya te vas?
SEBASTIAN: Sí, me enferma estar acá.
AMALIA: ¿A qué hora te ves con Tomi?
SEBASTIAN: Ahora en un rato…
AMALIA: Mandale un beso a Tomi y decile que lo invito a mi cumpleaños…
SEBASTIAN: Está bien.
AMALIA: Y no se te ocurra traer a Agustín…
SEBASTIAN: No lo voy a traer.
AMALIA: ¡No entra!
SEBASTIAN: Está bien, mamá.
AMALIA: En serio que no entra…
SEBASTIAN: Ya sé, mamá, no te preocupes, no va a venir.
AMALIA: Mejor prevenir que curar…
SEBASTIAN: Sí, mamá, sí.
AMALIA: No Sebastián, hablo muy enserio, estás mucho mejor desde que no estás más con ese pibe…
SEBASTIAN: ¡Ya está, mamá, estás monotemática con Agustín! Me voy.
AMALIA: Comé sano, y sacá turno con la dentista…
SEBASTIAN: Sí…
AMALIA: Para la semana que viene… ¡Sebas! ¿Por qué no van a ver la de Clint Eastwood?
SEBASTIAN: ¡Chau!
(sale Sebastián)
AMALIA: Casilda…
CASILDA: ¿Sí, señora?
AMALIA: Preparame una ensalada de frutas sin azúcar con yogur descremado, y un té de limón, y decile a Maxi que me lo lleve a mi cuarto.
CASILDA: Está bien, señora.
(sale Amalia)

Charlottenheim




AUGUSTO, muchacho de veinticinco años que vive con sus padres en el barrio de Agronomía.

EZEQUIEL, muchacho de veinticinco años, que se acaba de mudar con sus padres y su hermano a la casa de al lado de donde vive Augusto y su familia.

IVAN RITTER, muchacho de veinticinco años que está en pareja, amigo de Augusto, quien está secretamente enamorado de él, Ivan Ritter no aparece nunca, sólo se lo nombra.


Tarde de martes de carnaval en el cuarto de Augusto en la casa de sus padres en el barrio de Agronomía. Él y Ezequiel escuchan la Fantasía coral de Beethoven.



EZEQUIEL: Tengo hambre, pero no sé qué comer. (pausa) Hambre de nada…

AUGUSTO: mmm… Tomá leche…

EZEQUIEL: No.

AUGUSTO: mmm… Tomá té…

EZEQUIEL: No quiero tomar, quiero comer… Oh, crazy urges!

AUGUSTO: mmm… Comé Muesli, con leche...

EZEQUIEL: ¿Todo tiene leche en tu mundo?

AUGUSTO: No.

EZEQUIEL: Convengamos en retirar todo metasignificado de esa frase.

AUGUSTO: Los pajaritos y los peces no. Y los dinosaurios tampoco, pero ya no hay…

EZEQUIEL: ¿Tenías dinosaurios en tu mundo? ¿Vivos? (Augusto se rie) Che, leí lo que me mandaste el otro día. Hasta lo imprimí, para leerlo mejor.

AUGUSTO: Ya ni me acuerdo qué te mandé… ¿Qué era?

EZEQUIEL: Haroldo y Benedicto

AUGUSTO: Ah sí. Es terrorífico.

EZEQUIEL: Sí. (pausa) Un poco tajante, ¿no?

AUGUSTO: Nunca es triste la verdad.

EZEQUIEL: No sé, me gustaría verte explorar otros ámbitos... Ser menos autorreferencial. Aunque me hiciste volver a escuchar el Onegin… En esa exacta versión.

AUGUSTO: Si conocieras a mi amigo Ivan Ritter, comprenderías que hago referencias a él todo el tiempo ahí. (pausa) Aunque él nunca lee las cosas que yo escribo…

EZEQUIEL: El punto es que salvo vos y algunas otras personas, nadie entiende las referencias, que podrían ser buenas parodias.

AUGUSTO: Ah, ¿leíste las cuatro escenas?

EZEQUIEL: Sí, leí las cuatro... venían en un solo archivo.

AUGUSTO: Me encanta ser autorerreferencial, bah, me sale serlo, y no me jode, pero soy consciente de que eso es muy malo. No escribir en forma autorreferencial. Sino Harald y Benedicto.

EZEQUIEL: Lo que digo es que te centrás mucho en las mismas situaciones. Deberías ampliar tus horizontes.

AUGUSTO: También debería ir a la universidad, trabajar y casarme con una mujer.

EZEQUIEL: Debería no como imperativo sino como sugerencia.

AUGUSTO: Acepto que Harald y Benedicto es bullshit, pero no cuestiono mi individualidad.

EZEQUIEL: Yo no cuestiono tu individualidad

AUGUSTO: Con no cuestiono, quiero decir "non sofro opposizioni" como le dice Don Juan a Leporello. No obstante. Harald y Benedicto, osila entre la falta de substancia, anche de total interés, además de la ausencia total de argumento, y la generación de vergüenza ajena en la persona que lo lee, logrando un perfecto equilibrio entre el primer combo, y el segundo enunciado. (pausa) Sabés una cosa...

EZEQUIEL: No.

AUGUSTO: Ayer releí El Aleph... Y ahora mismo se me ocurre una analogía que creo feliz entre la relación de Borges, que vendrías a ser vos, y Carlos Argentino, que vendría a ser yo...

EZEQUIEL: ¡Jodeme!, no me compares con Borges…

AUGUSTO: No lo hago.

EZEQUIEL: Perfecto.

AUGUSTO: Comparo la relación del Borges de esa ficción con la nuestra.

EZEQUIEL: Bien.

AUGUSTO: Si otras fueran las circunstacias, me propondría seducirte, Ezequiel.

Ezequiel: ¿Y cuáles serían esas circunstancias? Ya que estamos…

AUGUSTO: Ambos somos adeptos al sadomasoquismo, no sigo por considerarlo innecesario. Sin embargo, para que hubiera intención de seducción en mí, y permiso de ser seducido en vos, debería haber mutua atracción, cosa que no hay.

EZEQUIEL: Yo no soy adepto al sadomasoquismo. No sé en qué punto dí a entender que lo fuera

AUGUSTO: Sos tan inteligente... Y pecás de excesivamente literal. No hablo de cueros y látigos, tesoro.

EZEQUIEL: Ni literal, ni mental, ni figuradamente... Soy muy neurótico, pero no es que me guste torturarme mentalmente. No disfruto.

AUGUSTO: ¿Quién dijo o dio a entender que te gusta torturar”te”?

EZEQUIEL: No se me ocurre otra alternativa a los cueros y látigos... Por favor, ilustrame "Sobre el sentido de mi sadomasoquismo" Eureka! Ahí tengo el título de mi autobiografía… ¿Verdad? (pausa) Era un chiste…

AUGUSTO: Tengo el impulso de contestar una pavada, que sería explicativa, pero que al mismo tiempo no sería comprendida por vos y además la censurarías.

EZEQUIEL: Yo no censuro

AUGUSTO: mmm.

EZEQUIEL: Por favor, decime la pavada, ¡Insisto!

AUGUSTO: ¿Viste algo de Los Simpsons?

EZEQUIEL: Sí.

AUGUSTO: Nunca te irás a la cama sin aprender algo nuevo... (pausa) Prosigo... Hay un capítulo, en el que a la Barbie de ellos, la jalan de un hilo en su espalda de plástico y dice muchas cosas que diría una del Bailando. Una de ellas es, "no me preguntes, sólo soy una chica". Bien, tuve el impulso de decir eso. Despachate y después te explico.

EZEQUIEL: Lo único que cuestionaría es que sos un chico, no una chica, pero nada más. Si no querés que te pregunte, no incubes la pregunta…

AUGUSTO: A ver, tesoro… (pausa) Yo siempre me humillo frente a vos, que si bien no me gustás físicamente, me seduce tu personalidad irónica y altanera... Así, siguiendo los enunciados del psicoanálisis elemental, mi actitud es la "femenina", que "se somete", y pide "ser casatigada", por "un macho", supuestamente "en superioridad de condiciones" las que sean… "castigador"...
Héte aquí el sadomasoquismo erótico, sin atracción sexual, ni física que hay en nuestra relación.

EZEQUIEL: Creo que tenés un concepto bastante errado de la humillación. Yo nunca sentí que te humillaras y, ciertamente, no considero las ironías como castigo.

AUGUSTO: Ahora vos tomás la posta “femenina”, con tu literalidad a ultranza.

EZEQUIEL: No es una cuestión de literalidad...

AUGUSTO: Me excuso, soy una víctima del psicoanálisis... En realidad no estoy arrepentido de nada, pero bueno, me justifico, es más lindo empezar una frase con "me excuso" que con "me justifico".

EZEQUIEL: No hace falta que te excuses ni que te justifiques.

AUGUSTO: A veces, unas cuantas, hasta yo mismo me doy un poco de asco... Y una cosa que me jode bastante, es que en esta conversación, pareciera que yo estoy intentando defender el Harald y Benedicto, y creo que no es mi intención hacerlo, porque creo estar convencido de que es una mierda.

EZEQUIEL: Yo no siento que estés tratando de defenderlo. Partimos de la base de que no te gustaba
Luego, yo comenté qué era lo que me parecía o gustaría que hicieras. Es un intercambio de opiniones. A ver, hasta cierto punto uno siempre intenta defender lo que produce, aunque no esté convencido.

AUGUSTO: Esa sugerencia la desestimo.

EZEQUIEL: Está bien, yo sugiero, vos hacés lo que quieras. No veo el problema… (pausa) Ese quieras debía ser un querés.

AUGUSTO: Uno escribe lo que le es afín, lo que mejor sabe hacer, a mí me encanta Fontanarrosa, pero nunca podría escribir como él, por mis circunstancias. Mis circusntancias en lo que se refiere a todo, me hacen ser más potencialmente similar a Pinti o a Urdapilleta... (pausa) No creo necesario explicar que no tengo mentalidad norteamericana.

EZEQUIEL: No, no es necesario.

AUGUSTO: Aunque me duela admitirlo, creo que tengo bastante poca alemana, por no decir que tirando a nada, me parece temerario decir rotundamente nada. (pausa) Sin embargo, puedo ilustrar un poco de "res germánica".

EZEQUIEL: No quiero tirarte abajo, pero sos un fiel exponente de tu país. Tesoro…

AUGUSTO: Lo sé. Una de mis pocas virtudes es la autocrítica, al menos un poco...

EZEQUIEL: No creo que eso sea criticable (se ríe).

AUGUSTO: ¿Qué decir? (pausa) Daría mi entrada para ver Khovanschina por que Ivan Ritter presenciara esta conversación… (pausa) Soy un pésimo cristiano, pagaría por no ver como destrosan a Mussorgski esos hijos de puta…

EZEQUIEL: ¿Cómo así?

AUGUSTO: Es un tema muy Wertheriano, el mío con Ivan Ritter digo, o al menos me gusta hacerme el pelotudo con ese pobre Roman, vuelvo a lo anterior ahora. (Pausa) Fanfarroneando un poquito, hace unas semanas anduve por la selva de Turingia, y leía sobre la verdadera Charlotte, en el ICE, que es el AVE alemán, digo esto y me siento mucho peor por estar acá que por ser fanfarrón, creo que a vos te pasaría lo mismo...

EZEQUIEL: No, a mí me gusta estar y vivir en Argentina. No me pone mal. Aunque sí es un contraste muy grande.

AUGUSTO: A mí tampoco, pero allá fui tan feliz...

EZEQUIEL: Ya, pero acá también, por lo menos en mi caso…

AUGUSTO: Yo acá tengo que inventar mi felicidad. Allá creo que también, pero era más fácil.

EZEQUIEL: Qué se yo... yo sí creo que el concepto de felicidad es inventado.

AUGUSTO: Igual, no es una cuestión Goetheana...

EZEQUIEL: ¿Y? (se ríe)

AUGUSTO: Es una cuestión de la escencia del concepto general de tipo wagneriano, "padre guía-madre que me da amparo-mancebo que me da placer y alegría, y culpa que intento olvidar, pero no puedo, ergo idea reiterativa que tiende al destino trágico". (pausa) ¡Definitivamente, es goetheano! Y también confieso que me gustaría que él presenciara esta disertación mía para que se admire por mi aparente cultura… (pausa) ¡Absolutamente al pedo! Porque lo que quiero es nada. Si fuera inteligente, pensaría en otras cosas y/o personas… Pero hay muy poca gente inteligente en el mundo, y yo no estoy entre esa gente.

EZEQUIEL: Sí estás. El problema es que la cultura no sirve para impresionar.

AUGUSTO: Mierda, ¡sos Wilhelm!

EZEQUIEL: A esta altura, soy lo que quieras (sonríe)

AUGUSTO: Sirva para impresionar o no, yo no quiero seducir a Ivan Ritter, ¡no debo hacerlo!, ni quiero, y es verdad, por lo que todo esto es más estéril que llevar a un chico de 2 años al museo del Prado. (pausa, con desdén) Al fin y al cabo, con tu consentimiento, podría inspirarme en esta conversación para escribir una escena, mis conversaciones con vos, son potenciales obras maestras del género discursivo. (pausa, con resignación) Si hubiera atracción mutua, no dudaría en hacer lo imposible por hacer de vos mi marido. (silencio, con ensoñación) Ahora mismo estoy escuchando mentalmente a la Visknevskaya dándole el sermón introductorio de la escena final del Onegin a Evgeni… Sabés una cosa...

EZEQUIEL: Nuevamente, no, ergo, dime

AUGUSTO: Siento que con vos sólo me falta maullar, ¡Dios, soy de última!

EZEQUIEL: ¿Maullar?

AUGUSTO: Interpretalo como puedas.

EZEQUIEL: Me temo que tu percepción de nuestras conversaciones me excede… (pausa) Che, está terminando la Fantasía coral de Beethoven. Así que tengo que honrar mi acuerdo verbal con mi hermano y ayudarlo con algo de la facultad…

AUGUSTO: Está muy bien, Eze, vaya a ayudar a su hermano, yo me voy a comer fideos con pesto a mi casa osea del otro lado de la medianera…Y que Dios se apiade de mi alma...

EZEQUIEL: ¡Un abrazo, tesoro!

AUGUSTO: Baci, ci vediam!

APAGON.

Bellevue



- HERNAN SPITTAL
- JOSEFINA GRIMAUX

Playroom de la casa de Hernán en San Isidro, él está con pijama azul marino y bata verde oscura, tomando un Dry Martini, ella está vestida con florcitas rosas y encajes, tomando un té de manzanilla, suena la ópera “Julio César” de Händel en la versión de Marc Minkowski con Marijana Mijanovic y Magdalena Kozena.

HERNAN: ¡La odio!
JOSEFINA: ¿Por qué la odiás?
HERNAN: Porque es millonaria…
JOSEFINA: ¿Y la única millonaria querés ser vos?
HERNAN: ¡Obvio! (pausa) Puta, sin talento… Comunista muerta de hambre, bien puesto tiene el nombre…
JOSEFINA: Está casada con el hombre más poderoso del mundo musical sobre la tierra.
HERNAN: Por eso la detesto con todas mis fuerzas… ¿Sabés donde nació esa arrastrada?
JOSEFINA: En Checoslovaquia…
HERNAN: Nació en Brünn…
JOSEFINA: Brno… (se ríe)
HERNAN: Vos, si querés que llevarte bien conmigo, no hables en lengua bárbara, ¡es Brünn!
JOSEFINA: Pero ese lugar ahora se llama Brno, ya no es más Brünn…
HERNAN: ¡La pindonga! Toda la vida fueron colonia, ahora que no se vengan a hacer los cocoritos… Magdalena… Mejor no le puede cuajar el nombre, lástima que tiene ese apellido tan horripilante…
JOSEFINA: A mí me cae simpática… Tu amiguito Matías está enamorado de ella…
HERNAN: Ese del único que está enamorado es de la loca Errázuriz…
JOSEFINA: Che, ¡que Pato no es loca!
HERNAN: Y yo soy Rambo… ¡Podés sacar esta porquería para maricones!
JOSEFINA: Pensé que te gustaba Händel…
HERNAN: Estas grabaciones historicistas de Birriowski como dice la Miguel Flórez me hacen acordar a maricas de la calaña de Till Aussie y el gordito que vino una vez acá y decía que había audicionado para cantar el Basilio en las Bodas en el Margarita Xirgu con la foca Di Pierro…
JOSEFINA: Vos te mordés la lengua, y te morís envenenada…
HERNAN: Sí, ya me lo han dicho…
JOSEFINA: ¿No te gusta la Marijana Mijanovic?
HERNAN: Sí, no sabés, me puede el tortillaje, sobre todo como canta esos duetinos mientras le mira las tetas a la puta gratis de la Kozena…
JOSEFINA: Puta sí, Hernán, per nada de gratis, fina y cara, como decía Madonna…
HERNAN: ¿Qué citás a Madonna? Si no la conociste…
JOSEFINA: Vos tampoco…
HERNAN: Pero la Ale sí, y ella me contó…
JOSEFINA: ¿Cómo anda la Ale?
HERNAN: Ni puta idea, ayer estaba en al oficina, hoy calculo que debe estar en el mismo lugar, a menos que uno de sus minos la haya acuchillado y tirado a una zanja en Garín… ¡Sacame a la von Otter! Me pone de pésimo humor…
JOSEFINA: Siempre te gustó la von Otter…
HERNAN: ¡Para rubios altos y remilgados estoy yo!
JOSEFINA: La von Otter es aristócrata de verdad, no como vos que sos sudaca, y además, ella nació en Estocolmo, vos en Buenos Aires…
HERNAN: Nací en San Isidro…
JOSEFINA: Es Sudacolandia…
HERNAN: No te voy a decir nada, porque es verdad… ¡Ay, mi Dios! Yo no tuve que haber nacido acá, soy ajeno a este mar de fango, mi lugar está en Prusia…
JOSEFINA: ¿Ahora vas a decir que sos una alemana prusiana, como decía tu tía Edna?
HERNAN: No lo voy a decir, Josephine, lo soy, y no soy mujer…
JOSEFINA: mmm… Con la Patito Errázuriz hablan en femenino…
HERNAN: Sí, claro, y con la Mati también, pero con vos es diferente…
JOSEFINA: Pardon? ¿Se puede ser semejante trolo, y machista al mismo tiempo?
HERNAN: Se puede ser puta y emperatriz consorte de la música en Alemania y el Reino Unido al mismo tiempo, aún habiendo nacido en Brünn, y aún llevando nombre de pecadora bíblica, ma chérie…
JOSEFINA: ¡Puta y emperatriz consorte! El sueño de toda loca…
HERNAN: ¡Claro! Daría mi ojo derecho por ser puta y emperatriz consorte, aunque sea de un lugar tan detestable como Francia…
JOSEFINA: Yo creía que todos los putos amaban Francia…
HERNAN: Justamente por eso yo la detesto… (pausa) La Hellekant es aún más desagradable que Mersenburg…
JOSEFINA: ¡Ay! ¿Te acordás de ese lugar?
HERNAN: Prefiero no hacerlo…
JOSEFINA: Estaba buenísimo…
HERNAN: Sí, para una película de terror…
JOSEFINA: Precisamente por eso…
HERNAN: Ni Chernobyl debe ser tan feo…
JOSEFINA: Me encanta que seas tan yegua, Ferrand…
HERNAN: ¿Qué se le va a hacer?, algunas nacemos con estrellas… Y otras nacen estrelladas…
JOSEFINA: ¿Ahora hablás en femenino?
HERNAN: Yo hablo como quiero y cuando quiero, propongo y dispongo, por algo soy un autócrata, Josephine…
JOSEFINA: Desgraciadamente, no lo sos en otro lugar que en tu casa, mon cher Ami… (pausa) Ou ma chérie Amie, como prefieras…
HERNAN: Ya te diré como me tenés que llamar. No te olvides nunca que “ego impero supra Sanct Isidrus”…
JOSEFINA: ¿Ah sí? Creí que ese era Posse…
HERNAN: mmm, no creo… Conozco otros que lo hacen más que él… Pero tarde o temprano, yo seré el autócrata, y no de San Isidro, sino de algo mucho mayor…
JOSEFINA: Sos ambiciosa, Ferrandine…
HERNAN: Lo soy, y muchísimo, también lo fueron otros putos famosos como Alejandro Magno y Federico el Grande…
JOSEFINA: No sabía que le profesabas afecto a Alejandro Magno…
HERNAN: No se lo profeso, detesto todo lo meridional… El mundo para mí se acaba al sur del Danubio, deberías saberlo, Josephe…
JOSEFINA: Vos vivís bastante mas al sur que eso, Spittal… ¡Ay! Ahora me doy cuenta de que tu apellido suena a “hospital”.
HERNAN: mmm, a mí me suena más a Frau Spitta…
JOSEFINA: Vos tenés un tema con Frau Spitta…
HERNAN: ¿Cómo no tenerlo? Viejas ridículas como esa se ven una vez por década, y yo todavía no tengo tres…
JOSEFINA: ¿Entonces conocés sólo dos viejas ridículas?
HERNAN: Conozco tres, frau Spitta, mi abuela Malela, y Checha Tezanos Pintos…
JOSEFINA: Y tu tía Edna…
HERNAN: Sí, es verdad, y también Magdalena Weiss, y Mema Vidal, conozco seis.
JOSEFINA: Osea que tenés sesenta años…
HERNAN: Y vos estás excedida de peso.
JOSEFINA: Y yo conozco varios secretos tuyos y te puedo extorsionar…
HERNAN: ¿Vos pensás chantajearme a mí, Doña Nadie?
JOSEFINA: ¡No, nunca dije eso!
HERNAN: Más te vale, porque no tengo el menor problema en ponerte de patitas en la calle, como lo hice con tantos otros…
JOSEFINA: Es verdad, te encanta hacerlo, sentís que sos poderoso así…
HERNAN: Y lo soy…
JOSEFINA: Como cuando delante de todos tus invitados, le rompiste las hojas del cuento que había escrito, dedicado a vos, dicho sea de paso, al pobre Felipe, las tiraste al piso, y lo obligaste a levantarlas, y después lo echaste de tu casa… El pobrecito se fue llorando…
HERNAN: ¡Desde luego! ¡Puto de mierda! ¿Qué tiene que andar trayendo cuentitos a mis reuniones para llamar la atención?
JOSEFINA: ¡Pero por supuesto! Si el único centro de atención siempre has sido, sos y lo serás vos…
HERNAN: ¿Pero qué duda cabe?
(los dos se ríen)
JOSEFINA: ¡Ay, Hernani, si no fueras puto, serías el marido perfecto para mí!
HERNAN: No te vengas a querer hacer la amiguita ahora, para desviar mi atención de tu falta, yo a mi gente, le exijo subordinación absoluta…
JOSEFINA: Sos muy dictador…
HERNAN: Soy “el” dictador, por qué te crees que me hago llamar “El Emperador”.
JOSEFINA: Todo emperador necesita una emperatriz…
HERNAN: mmm, es posible…
JOSEFINA: Hasta tu idolatrado Federico el Grande tenía una consorte, aunque ella tenía prohibida la entrada a la corte…
HERNAN: No me nombres a Federico el Grande, porque me acuerdo de Sans Souci, y me dan ganas de tener un orgasmo, y este no es un lugar propicio… (Josefina se ríe) No lo digo por vos, este país de dibujos animados no me inspira ni para eso, yo debo vivir en Prusia, Josephe, aborrezco este lugar, para mí entre vivir acá, y vivir en Uganda no hay diferencia…
JOSEFINA: Andate a vivir a Prusia…
HERNAN: ¡No! Porque en Prusia está la otra puta de mierda, que me opaca, allá no soy nadie, allá hay muchos rubios espléndidos como yo, y allá nunca sería tan rica como soy acá…
JOSEFINA: Entonces optás por ser el rey tuerto en el país de los ciegos, Ferrand…
HERNAN: ¿Me estás quitando uno de los ojos turquesas tan lindos que tengo?
JOSEFINA: Vos dijiste que serías capaz de darlo a cambio de ser una emperatriz consorte… Y puta, aunque sea de un lugar tan detestable como Francia… (pausa) Yo tengo apellido francés, Ferrand…
HERNAN: Estoy perfectamente al tanto de eso, Josephine…
JOSEFINA: Y yo estoy completamente al tanto de que vos lo estás, Ferrand…
HERNAN: Y… ¿Qué decir? Nadie es perfecto, Giuseppina… Figurate que hasta yo tendré algún defecto… (pausa) Es completamente natural que vos seas un cúmulo de los mismos…
JOSEFINA: Ti ringrazio, Fernando…
HERNAN: Ti prego, mia cara! Me sacás a la cornuda Hellekant ahogándose en los graves… Me desagrada más que el indio ese pegando alaridos en Viena y todas las locas retorciéndose de exultancia como si se tratara de un nuevo Wunderlich…
JOSEFINA: Tu forma de despreciar es tan sublime…
HERNAN: Mirá, Josefina, algo tiene de bueno escuchar esta inmundicia…
JOSEFINA: Inspira tu lengua viperina…
HERNAN: Esa está inspirada siempre… No va más bien desde un concepto que leí cuando era un tierno niño de diecisiete años, ¡Ay mi Dios! La Hellekant es como una descarga eléctrica en los huevos…
JOSEFINA: ¡Qué asco!
HERNAN: ¡Qué asco ella! Por suerte terminó… La von Otter tampoco es la Simionato, pero al menos no te relaja las piernas cuando la escuchás… Bueno, volviendo a lo anterior… Me viene como anillo al dedo para retomar el concepto… Si yo ahora estuviera escuchando a Wunderlich cantando Belmonte, Tamino, el timonel del Holandés errante, o Lieder, sería puro goce apolíneo, ocio por y para nada, actividad de mediocres… En cambio, oír como toda esta subgente destruye a Händel en Viena ¡Ay no!
JOSEFINA: ¡Magdalenita!
HERNAN: ¿Qué necesidad?, ¿qué necesidad? Y encima con una maricona francesa falseteando aún más feo que ella… ¡En fin! Te decía, la primera vez que leí La muerte en Venecia, Aschenbach, prusiano desde luego, en sus disertaciones que ahora no me acuerdo en su totalidad, hacía referencia a la belleza eterna y sufriente de la imagen del Martirio de San Sebastián… Ahora bien, Josefina, héte aquí un flagelo de alguna manera comparable al que sufrió ese santo varón al ser atravesado por las flechas, y ese terrible tormento, nos nutre el alma para ser creativos, el sufrimiento del alma y del cuerpo nos alimenta, el placer y la belleza nos atrofia y nos acerca a la condición de bestias, Josephine…
JOSEFINA: Para muchos ver a una checa rubia y hermosa hacer cuantas florituras son posibles en el registro medio, es altamente inspirador, Ferrand…
HERNAN: Ahora sí que no falta nada, llegó el indiecito, para colmo recita, ¡menos mal! Cuando empiece a gritar como Shiva poseído va a ser el tema…
JOSEFINA: Falta nada, Ferrand…
HERNAN: Lo sé, ahí empezaron los músicos del Louvre… ¡Qué belleza! ¡Qué maravilla! (se encoge de hombros) ¿Querés que te diga una cosa?
JOSEFINA: Decime todas las que quieras…
HERNAN: Escuchar a un indio gritón intendando hacer sobreagudos en la sala donde Bernstein dirigió su famosa octava de los mil, me inspira casi tan poco como imaginarme a a la Kozena chupándomela…
JOSEFINA: No sabía que eso era posible…
HERNAN: Nunca subestimes la exigua condición de hombre de alguien como Bejun Mehta, ma chérie…
JOSEFINA: ¿Por qué tenés que ser puto, Ferrand?
HERNAN: Mirá las cosas que me preguntás…
JOSEFINA: Tan perfecto sos, que aguantás este Julio Cesar, todo sea por sufrir, porque como decía Schopenhauer, no hay placer más sublime que el sufrimiento…
HERNAN: ¿Qué querés que te diga, Josefina? ¿Qué puedo hacer yo, más que lamentarme porque seas mujer?
JOSEFINA: Entonces, dejemos esto de lado, y escuchemos a Wunderlich…
HERNAN: ¡No! Hacer eso es rendirse, y eso lo hacen los cobardes, los inferiores…
JOSEFINA: ¿Y tenemos que sufrir porque sí?
HERNAN: Tristán e Isolda lo han hecho, y los mayores momentos de éxtasis que he tenido, anque mis mejores orgasmos, fueron con el Tristan, Josephe…
JOSEFINA: T gran defecto, Hernán, es no haberte dado por enterado de la llegada del siglo XX.
HERNAN: O mi mayor virtud, de esta manera no me contamino con la mediocridad de un mundo enfermo…
JOSEFINA: ¿Lo percibís?
HERNAN: ¿Qué cosa?
JOSEFINA: Yo no me animo a decir nada, vos sos el señor, vos dictaminás, estoy a tu entera disposición.
HERNAN: ¡Hablá, te lo ordeno!
JOSEFINA: Aún en la mediocridad de esto que oímos, llegué a percibir belleza y lirismo, señor…
HERNAN: Josefina, no aguanto más esto, voy a sacarlo, todos tenemos nuestras flaquezas, no puedo seguir oyéndolo. Voy a ir hasta Schoenstatt, necesito soledad, te encomeindo a María, si tenés, ganas, vení a verme a las cinco y media, y tomamos el té en el jardín si no llueve, y en la galería si llueve.
JOSEFINA: Como vos dispongas, Ferrand…
(Josefina se va)

El acompañante terapeútico



- PAQUITO, paciente psiquiátrico de veitiún años.

- IVAN, su acompañante terapéutico.

ESCENA I
PAQUITO: Se agachaba, viste así… -Decime, mi amor, ¿cómo se agachaba? ¿Se agachaba así, para buscar algo? ¿O se agachaba, así, como en las películas mías de Olmedo y Porcel? –Así Moria, así se agachaba, así…
IVAN: ¿De qué mierda hablás?
PAQUITO: No hay caso, Ivit…
IVAN: ¿No hay caso con qué?
PAQUITO: Que no hay caso…
IVAN: ¿Con qué no hay caso? ¿Estás oligofrénico?
PAQUITO: No hay caso, no puedo encontrar nada para escuchar, nada me motiva…
IVAN: No me quita el sueño…
PAQUITO: Y además estoy cansado.
IVAN: Dormí.
PAQUITO: No tanto como para dormir, o sí, no sé…
IVAN: No duermas…
PAQUITO: Es lo que quiero…
IVAN: Escuchá Gladys, la bomba tucumana…
PAQUITO: Prefiero escuchar a Rosalind Plowright…
IVAN: Se me viene a la mente un comentario acerca de la eutanasia, pero lo voy a obviar…
PAQUITO: No voy a poner música.
IVAN: ¿Y escucharte decir gansadas una tras otra, sin otro sonido que el de tu voz nasal?
PAQUITO: Podemos ver fotos de mi viaje…
IVAN: Dale…
PAQUITO: ¿Las vemos?
IVAN: Dale, veámoslas…
PAQUITO: ¿De verdad las querés ver?
IVAN: ¿A vos qué te parece?
PAQUITO: Y, no sé, es la primera vez que me decís que sí.
IVAN: Paquito, tengo una idea, andá a la cocina, agarrá el frasco de Nesquik, volcalo sobre el la mesita de desayuno, y contá cuantos granitos de Nesquik hay, una vez que lo hayas hecho, metés granito por granito en la lata de nuevo, y venís…
PAQUITO: Me parece que me estás tomando el pelo.
IVAN: ¡Bravo!
PAQUITO: ¿Cómo bravo?
IVAN: Sos muy inteligente…
(pausa)
PAQUITO: No me parece…
IVAN: ¿Qué es lo que no te parece, Paquito?
(pausa)
PAQUITO: Nada… (pausa) ¿Vemos un DVD de Moria?
IVAN: No.
PAQUITO: ¿Pero entonces qué vamos a hacer hasta que llegue mi mamá?
IVAN: Jugar al doctor.
PAQUITO: Pero vos sos psicopedagogo, no médico.
IVAN: Yo voy por la indulgencia plenaria…
PAQUITO: ¿Nunca te dijeron que sos innecesariamente frontal?
IVAN: Cuando la admisora habló con tu mamá, le dijo que yo hago terapia de reacción, Paquito...
PAQUITO: Bueno, juguemos al doctor…
IVAN: Está bien, el que más me gusta jugar a mí, es a la operación a corazón abierto, y acá no tenemos anestesia, ni bisturí, pero no hay problema, hay Valium que me dan los visitadores médicos, y en tu cocina vi que hay Tramontina…
PAQUITO: No, mejor no.
IVAN: Bueno, entonces, tomate el Rivotril, y metete en la cama.
PAQUITO: ¿Mi mamá estará bien?
IVAN: ¡Claro! Esta noche zafó de vos…
PAQUITO: ¿Qué, vos decís que mi mamá prefiere estar sin mi?
IVAN: Yo creo que esa pobre mujer merece tener un busto en el panteón de los héroes…
PAQUITO: Pero ella no está muerta, y además, es mujer, y en todo caso sería una heroína.
IVAN: Bueno, Paquito, traé el agüita, y te preparo la pastillita, y soñás con todas las temporadas completas de Moria Casán…
PAQUITO: Vos no sabés lo lindo que es Maui…
IVAN: Creeme que no me interesa.
PAQUITO: Viste la muñeca de porcelana… La compramos con mi mamá en Moscú, cuando fuimos con ella, mi tía Magda, y mis primos Lucas, Loli, y Caro… La vendía uno en una tienda al lado del río Moscova, la compramos para regalársela a mi prima Lucía, pero nunca la quiso, ella tiene sus Barbies, mis primas Loli y Caro tampoco, y al final me la quedé yo…
IVAN: Pero claro, ¿cómo la van a querer tus primas? Si es horrible…
PAQUITO: ¿Vos cuando ibas al colegio, tenías amigos?
IVAN: Por supuesto, zopenco, sólo tengo dos años más que vos, y fuimos al mismo colegio, vos eras el aparato que no hablaba con nadie… Yo tenía un montón de amigos y el re levante, vos eras un quemo, Paquito…
PAQUITO: ¡Qué ironía que ahora seas mi acompañante!
IVAN: Ironía las pelotas, es lógico, si cuando sale tu mamá y te dejan a vos solo, tenés episodios…
PAQUITO: Bueno, sos psicopedagogo…
IVAN: ¿Y?
PAQUITO: No, nada, yo quería decir…
IVAN: ¿Querías decir qué? ¿Que tengo una profesión de mierda? Al menos no dejé Filosofía por la mitad…
PAQUITO: Perdoname que te diga… Para mí, eso no es ser un buen psicopedagogo, ni acompañante terapéutico…
IVAN: ¿Ah, no? ¿Y que pasa si me voy ahora y te dejo solito? ¿Eh, eh?
PAQUITO: No, no, está bien, ahora tomo el Rivotril y me voy a la cama…
IVAN: Bueno… Así me gusta, que no te me retobes, la concha de tu hermana… (pausa) ¿Qué, qué me mirás? A malo, malo y medio… ¡Pelotudo! (pausa) Se agachaba viste así… ¡Boludo! (pausa) ¿Qué me mirás? ¿Eh, eh?

ESCENA II
Paquito duerme en su cama, sujetando un elefantito de peluche. Iván está durmiendo en un sofá junto a la cama.
PAQUITO: (incorporándose) Iván…
IVAN: ¿Qué pasa?
PAQUITO: Estaba soñando y me hice pis.
IVAN: ¡Sos un boludo!

APAGON