martes, 25 de marzo de 2008

Sobre las mujeres (adaptación)


Personajes:

Sebastián von Schloss, joven aristócrata alemán, residente en Buenos Aires.

Augustin von Reichenau-Ferenczy, joven aristócrata austríaco, de origen húngaro, vecino y amigo del anterior.

Catalina D'Argenteau, estudiante de canto, vecina y amiga de los anteriores.











Mesa en el jardín, a principios de mayo en la casa recién reformada de la princesa de Posen y Sajonia-Varsovia; Sophie von Schloss-Hohenzollern; nacida Sophie Dorothea Amalia Kempe. La casa abarca una manzana y está delimitada por las calles Melián; Sucre; Enrique Martínez y Echeverría; desde fuera se ven los árboles, pero no se puede ver el recinto, que consta de dos casas; una más grande, rodeada de árboles; la de la princesa Sofía y otra más pequeña, más cercana a la esquina de Melián y Echeverría; que es la ex casa de la princesa Federica; las dos casas, que constituyen la residencia de la princesa de Posen; se encuentran en un lindo parque diseñado por un paisajista francés y uno escocés.
El príncipe Sebastián, está descalzo con una bermuda blanca y una gran camisa con un gran escote en V color amarillo pastel y un sombrero de paja con un pañuelo de seda natural atado al mismo; sentado en una silla de madera pintada de blanco. Al lado hay una mesita del mismo color; con una sombrilla que da media sombra, Sebastián está con un abanico amarillo y blanco; en un patiecito con canteros con pequeñas palmeras; y fuentes. Al otro lado de la mesa, está sentada en una silla, Catalina d'Argenteau; con una camisa con escote celeste pastel, con una pluma blanca, abrochada en el pecho; el pelo suelto; sin alhajas, una pollera blanca que le llega hasta los tobillos; y sandalias vlancas con un pequeño taco. Sebastián toma un Dry Martini y Catalina un vino blanco; son las 4 de la tarde.
Yo, Augustin -voy a hablar de mí en tercera persona en el diálogo- fui al santuario de Schönstatt a rezar el rosario y darle mis intenciones a la virgen; salgo del santuario y camino hasta Melián; toco el timbre entro y con mi camisa escocesa; mis pantalones de corderoy marrón oscuro y mis zapatos náuticos, voy a la mesa; me inclino levemente ante Sebastián, que me mira con sonrisa burlona, le beso la mano y saludo a Catalina; suena el adagio de la novena sinfonía de Beethoven, interpretado por Furtwängler; llega Casilda y me pregunta qué quiero tomar y pido un whisky doble; me siento y empieza la charla:

Sebastián- Cómo me reconforta esta casa; amo este barrio; amo este jardín; y la proximidad de la última princesa de Posen... -todos lo miran en silencio con ojos inquisidores...- Meine Mutter; natürlich! -exclama - Qué otra princesa de Posen habría después de ella?

Catalina- No va a haber otra mujer en tu vida que no sea tu madre?

Sebastián- No me voy a casar; ni voy a tener ningún tipo de affair con ninguna fémina... Así lo dispuso el buen Dios... Y nuestra tres veces admirable Madre de Schönstatt... Verdad Gustl? - Gustl lo mira con incomodidad - Desde luego, la única mujer en tu vida será la virgen de Schönstatt... Así lo dispone Dios... Y lo ordeno yo... El señor... El señor de Gustl...

Agustín- Mi mejor amigo!

Sebastián- Soy tu señor antes de ser tu mejort amigo - toma un sorbo de su Dry Martini, lo apooya en la mesa, toma el abanico, lo besa y con una mirada socarrona lo acerca a la cara de Gustl...

Catalina- La única que tendrá verdaderas mujeres, de carne y hueso, en su vida; voy a ser yo...

Agustín- Maria Poniatowski!

Sebastián- Y otras, todas las que quiera... Me encanta tu forma de ser; si no fuese tan puto, te pediría que te cases conmigo; para que fueras la princesa de Posen y de Sajonia-Varsovia...

Agustín- Yo podría ser la mujer de tu vida; y eventualmente la princesa de Posen y Sajonia-Varsovia!

Sebastián- Vos sos una pasiva muy pintoresca; mi querida Gustl; pero no podrías ser la mujer de mi vida; y mucho menos la princesa... Dios lo ha determinado así... Cuando mi madre muera, no habrá más princesas de Posen...

Catalina- Contame acerca de las princesas de Posen Basti!

Sebastián- Todas ellas fueron nobles damas de casas reales europeas; desde María Carolina de Habsburgo; pasando por Sofía Guillermina de Hohenzollern; Ana de Sajonia-Varsovia; Guillermina de Orange; Brígida de Suecia; Juana de Dinamarca, hermana de Maria Fyodorovna y tía de Nicolás II y Ana de Hannover, nieta de la reina Victoria; menos las últimas dos; que fueron plebeyas; cantantes de ópera; mi abuela Federica y mi mamá.

Agustín- Bataclanas!

Sebastián- Bien te hubiera gustado ser una bataclana, que se la cogía un príncipe y la elevó al rango de princesa!

Agustín- En el caso de tu madre, era muy talentosa y excelente persona. En el caso de tu abuela; era una vieja puta, trepadora, sin talento y nazi.

Catalina- Cómo era la princesa Federica? Siempre me intrigó mucho tu abuela, Sebastián; tomé algunas clases con ella; pero nunca la logré entender; además mi mentora desde chiquita, fue la princesa Sofía.

Sebastián- Mi abuela... -Gustl lo interrumpe...

Agustín- Era una mujer muy arrogante; tenía una inteligencia siniestra, era muy cínica; una trepadora; se casó con el príncipe walter poorque vio el negocioo; fue sumamente tiránica; se deshacía de sus enemigos y beneficiaba mucho a quienes estimaba; era muy parecida a Sebastián; no sólo físicamente; sino en la manera de ser, era una déspota.

- Sebastián III, un siamés blue point, camina elegantemente con la cola en alto, salta a la mesa y se recuesta sobre el regazo del príncipe de Posen; este acaricia a su gato, toma su copa y moja sus labios, de una forma un tanto sensual; luego agarra el abanico, lo abre y lo apoya sobre su boca y mira rápidamente a Catalina y a Gustl.

Sebastián- Mi abuela Federica fue la mujer más maravillosa que conocí en mi vida; una verdadera prusiana; o te amaba o te odiaba; si te amaba, te daba todo; si te odiaba te destruía; era muy talentosa; su voz era chica y sin gran potencial; pero ella sabía explotarla; mi madre la admiraba mucho.

Agustín- Tu madre admiraba con locura a Lucia Popp!

Catalina- Eso es verdad; Sofía siempre dijo que una cantante a la que ella admiró con con fervor, y jamás podría llegar a igualar es Lucia Popp... Pero me dijo que yo no me parezco a ella; siempre me comparó con Victoria de los Angeles, a quien también admiraba mucho. Y yo admiro mucho, desde luego...

Sebastián- Todos admiramos a Lucia; ella era descomunal; pero mi madre era algo tremendo, si hubiera sido lesbiana se hubiera casado con Lucia Popp; las dos se conocieron muy jóvenes en Viena; la carrera de mi madre empezó en Viena cantando el primer geniecillo de la flauta mágica, con Lucia Popp como Papagena; luego cantó Pamina con Lucia como la reina de la noche; Cherubino, con Lucia como Susanna; Octavian con Lucia como Sophie y varios papeles más, luego mi mamá cantó Mozart, Wagner, Strauss, Verdi, Puccini, Tchaikovsky, Dvorak, Smetana, Janacek, Weber, otros italianos, Lieder de Schubert y Brahms; pasó de soprano lírica a lírico-spinto; luego a spinto y finalmente a dramática, cantó Salomé, Leonore, la emperatriz, Sieglinde, Senta y se retiró con Isolda, en Viena, su ciudad; se inspiró en muchas; mi abuela, la abuela de Gustl, Lotte Lehmann, la Gré, la Grümmer, Victoria, tomó clases magistrales con Maria Reining, Maria Callas, si bien su estilo era completamente distinto... Vos Catalina llegarás a ser una gran cantante, no como mi mamá, tu tesitura es otra. Podrías ser una princesa de Posen; mi padre y mi abuelo se casaron con cantantes.

Agustín- Pero vos jamás lo harás!

Sebastián- Me encanta esa vehemencia Gustl! Bravo! Yo jamás tocaré una fémina ni con la punta del dedo menique, lesbiana no soy. - todos se ríen...











Augustin von Reichenau, Buenos Aires 25 de marzo de 2008

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