martes, 25 de marzo de 2008

El cara de torta frita (adaptación)


En una panadería del barrio de Vicente López, vivían la torta frita, el churro, la bola de fraile, la dona, la cremona, la medialuna de grasa, la tortita negra y el milhojas de crema pastelera. No se podía decir que eran amigos, porque como bien dice el dicho; pueblo chico infierno grande.


En la parte de abajo de la estantería, vivían el churro, flaco y rubio; que era muy piadoso; la bola de fraile, un tanto atolondrada; la dona, muy afeminada y conventillera, aunque con aires de grandeza y la cremona, que era una mafiosa. En el estante del medio, vivían la torta frita, una intelectual venida a menos y con lengua viperina; y la media luna de grasa; chiquita y muy nerviosa. Y por último en el estante de más arriba, vivían felices la tortita negra; que aseguraba ser suiza y el milhojas de crema pastelera; que era la más deseada por todas y también por los clientes; La tortita negra y el mil hojas eran novias...


En el estante de abajo, el churro, la bola de fraile y la dona, vivían para levantarse a los sánguches de miga y se sacaban los ojos entre sí; el churro rezaba todo el día, hasta que llegaba un buen sánguche triple de jamón y queso o de queso y huevo y se lo quería levantar; hasta que se lo sacaba la dona, que era una vampiresa; la pobre bola de fraile intentaba pero no podía, era tan atolondrada la pobre... y últimamente estaban las tres peleadas entre sí. Entretanto la Cremona, era música como Monteverdi, y les enseñaba a cantar a las pepitas y en sus ratos de ocio, salía pasear por la panadería con su amigo, el churro.
En el estante del medio, siempre se reunían en la bandeja de la media luna de grasa, su vecina, la torta frita, que era acomplejada porque sentía asco de sí misma; sus amigas las tortas e iban a menudo, la tortita negra, con su novio, el milhojas de crema pastelera; la torta frita, a la que no le gustaba ir abajo, estaba mucho con la media luna de grasa y se la pasaba hablando de sus "amigas" de arriba; en el fondo las envidiaba; hasta que un día llegó una rosquilla, que se puso de novia con la media luna de grasa y la torta frita les sacó una foto y la pegó en la vidriera; luego, la torta frita, una fea con fama de letrada, anduvo diciendo que la tortita negra era una pioja resucitada y de suiza no tenía nada y su novio, el milhojas de crema pastelera, era una bien venida a menos, ya que vivía en esa panadería; la media luna de grasa lo contó y la torta frita, quedó sola en su canasta, recibiendo cada tanto la visita de su mejor amigo, el churro. La verdad es que la media luna de grasa y la tortita negra tampoco eran unas santas, ya que trataban a la torta frita como una oligofrénica y como una sirvienta.
Una noche, después del cumpleaños de la abuela de la torta frita, fueron a caminar por el mostrador, y unos grisines los asaltaron. Faltaba poco para el cumpleaños de la tortita negra, y luego de la pelea, la torta frita, quería componer las cosas, se le ocurrió una idea, ir al estante de arriba de sorpresa, con el churro, la bola de fraile, la dona y la cremona, para saludarla por el cumpleaños; pero cuando llegaron, la tortita negra estaba muy triste y lloraba, porque había perdido a su novio; una señora que vivía en la calle Malaver se había llevado al milhojas de crema pastelera, para tomar el té con las amigas; entonces ocurrió algo asombroso; la tortita negra y el churro se pusieron de novios e invitaron a la media luna de grasa y a las tortas al cumpleaños, y todas terminaron cantandoo en italiano, como les había enseñado la cremona, al estilo mozartiano...



Sebastian von Schloss, Buenos Aires, 25 de marzo de 2008.

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