miércoles, 30 de marzo de 2011

Castor et Pollux




- SEBASTIAN FLEMING, hijo de Amalia Kempe
- AGUSTIN VON REICHENAU, su mejor amigo
El cuarto de Sebastián en la casa de Amalia Kempe.

AGUSTIN: No sé por qué todo el tiempo estás rememorando aquélla época.
SEBASTIAN: Es que yo era tan feliz entonces…
AGUSTIN: Vos siempre sos feliz, Sebastián, si el quid de tu vida pasa por el video porno que vas a ver a la noche, cuando el ejército de cacatúas que viven en tu casa se van a dormir…
SEBASTIAN: ¿Qué decís?
AGUSTIN: ¿Me vas a decir que no lo hacés? Tocás esa notebook y explota de la cantidad de pornografía que tiene…
SEBASTIAN: Lo que quiero decir, Agustín María, es que hago otras cosas además de ver porno.
AGUSTIN: Ir a comer con tu madre, tomar el té con las cacatúas, viajar dos o tres veces por año con las millas de la tarjeta de crédito de la pobre Amalia, subir las fotos de tus viajes al facebook, y llamarme a mí para que te haga compañía…
SEBASTIAN: Bueno, Gustl, ya te dije que estoy muy estresado, este año me lo voy a tomar sabático, quiero despejarme, descansar, leer, escribir, algún que otro viajecito…
AGUSTIN: Francamente, las conversaciones que tengo con vos, son de neuropsiquiátrico, Sebastián…
SEBASTIAN: Siempre desvalorizás todo lo que viene de mí.
AGUSTIN: A esta altura, hacé lo que te venga en gana, ya desistí de todo… (pausa) ¡Oíme!
SEBASTIAN: Te oigo, Gustelito…
AGUSTIN: ¿Vamos a La Sarita a comprar esos arrollados que siempre hacía tu tío manfloro antes de abandonar a su familia e irse a Bali?
SEBASTIAN: ¡Agustín, es una constante con vos!
AGUSTIN: ¿Qué dije ahora?
SEBASTIAN: ¿Qué tenés que andar hablando de mi tío Hernán?
AGUSTIN: Yo no digo nada, siempre me cayó bien, y me gusta mucho su hijo Lucas ¡que conste! Lo que no me gusta, es que es un maricón amarrete, y nunca te invita a su casa en Bali a pasar un par de semanas.
SEBASTIAN: ¿Y a vos que te importa si me invita o me deja de invitar a Bali?
AGUSTIN: Sebastián… Nosotros somos como hermanos, a vos te llega a pasar algo y yo me tiro a las vías del tren, si Hernán te invita a Bali a esa casa tan espectacular que se ha hecho, vía Qatar o vía Dubai, quedándote unos tres o cuatro días en Doha o en Dubai, eso se arregla con Rubiofuego, no te va a invitaría a vos solito, te morirías de aburrimiento ahí, y yo no lo permitiría, Blondchen…
SEBASTIAN: ¿Vos pretendés que mi tío te invite a Bali a vos por no hacer absolutamente nada?
AGUSTIN: Bueno, si vamos a hablar a calzón quitado, vos tampoco hiciste absolutamente nada…
SEBASTIAN: ¡No, pero no pretendo que me inviten a Bali, ni a Chascomús!
AGUSTIN: ¡Mentira! Si le vivís garroneando viajes a tu pobre madre, para saciar tu apetito de darte placeres como una perdida…
SEBASTIAN: ¡Pero es mi madre! Y ella me paga mis viajes que son instructivos…
AGUSTIN: ¡Dale, Sebastián! Ma che instructivos? ¿Te crees que me como el cuento de que fuiste a pasar la Navidad y el año nuevo a Budapest y a Praga a ver Xerxes, El Cascanueces, y Rusalka?
SEBASTIAN: ¿Qué estás insinuando?
AGUSTIN: mmm ¡Nada!
SEBASTIAN: Ah, vos arrojaste la piedra, ahora no escondas la mano…
AGUSTIN: Rien, rien de rien!
SEBASTIAN: Parla, vespa!
AGUSTIN: Blondchen, mein liebes Blondchen, ¿Por qué nos ponemos agresivos? Yo solamente decía, este, como se dice, que vos viajás asiduamente a Europa, más que nada a Europa Central, porque allá podés concretar ciertos encuentros, que acá te comprometerían un poco, mein kleines Blondi…
SEBASTIAN: No sé de qué hablás, en Budapest y en Praga solamente me vi con Matto…
AGUSTIN: Bueno, justamente Matto, digamos que con él tenés una relación virtual un tanto, come si dice…
SEBASTIAN: ¡Dale, no te hagas el idiota! No pasó nada entre Matto y yo, sólo fuimos a ver ópera y ballet, a comer, a tomar el té, y a pasear por Buda, por el Danubio, por Andrassy Utca, y el Karluv Most bajo la nieve…
AGUSTIN: Niente di piu?
SEBASTIAN: ¿Y si hubiera pasado algo más, por qué debería contártelo a vos?
AGUSTIN: Por primera vez tenés razón, Bastien, las escenas lésbicas no son en lo más mínimo de mi agrado…
SEBASTIAN: Matto y yo compartimos una cosa, Reichenau, algo que vos nunca tuviste, Matto lo define exquisitamente en su facebook.
AGUSTIN: ¡Claro, una idílica relación por facebook! Y cada tanto también por Skype… Ahí es cuando quieren… Intimar… Y una o dos veces al año, se juntan a tomar el té como sus abuelas y conversan de lo regias que están Kiri, Fleming y Mattila, en tal o cual ópera súper almibarada…
SEBASTIAN: Envidia es lo que tenés… ¡En efecto, Gustl!, Matto y yo llevamos la sofisticación en la sangre, él mi vivo retrato de cuando era un adolescente…
AGUSTIN: Lamento informarte que te faltaron un par de millones, tesoro…
SEBASTIAN: No soy ningún Quijote, Gustelito, no tendré tanto esplendor como Matto, pero nuestras almas son iguales, nuestras vidas se remontan a la Viena Imperial, y al Versailles pre revolucionario, ninguno de los dos concebimos nuestras vidas sin la Mariscala, Arabella, y la comtesse Madeleine…
AGUSTIN: Mujeres que no existen, y que de existir serían hombres con concha… Y mucha guita, como les gusta a ustedes…
SEBASTIAN: Mi madre es así, Gustl…
AGUSTIN: Bueno, convengamos que desde que dejó de cantar, Amalita está un poco venida a menos…
SEBASTIAN: Lo que tenemos nos alcanza para seguir viviendo como lo venimos haciendo por muchas generaciones más, ergo, no es un tema que me quite el sueño…
AGUSTIN: Bueno, Blondito, ya que doña Amalia Kempe es tan potentada, pedile que querés viajar con tu amiguito Gustl a Bali con su hermanito el que se descarrió…
SEBASTIAN: ¿Cómo le voy a pedir eso a mi madre?
AGUSTIN: ¿Tan en la lona está? Yo creía que la American Express Platinum le daba una buena cantidad de puntos, ni siquiera te pido upgrade a Business. Además, allá todo correría por cuenta de don Hernán Kempe, si al fin y al cabo, él ahora sólo se dedica a vivir como un sultán en esa fortaleza que tiene… ¡Es más! Podríamos invitar a Matto, calculo que tu tío Hernancito debe tener un teatro privado en su palacio balinés, como el que tenía Marie Antoinette en Versailles.
SEBASTIAN: En efecto, lo tiene, pero cómo le voy a pedir a mi madre que te pague un viaje a Indonesia, y a mi tío que te dé hospedaje a vos, y a Matto, sólo por satisfacer tus impúdicos excentricismos.
AGUSTIN: ¿Yo?, ¿Cómo decís eso de mí? Yo que soy un joven tan pío… ¡No pasa víspera que no reciba mi comunión en una basílica… ¡Y de la mano de un obispo!
SEBASTIAN: ¡Chupacirios! Mejor no sigo…
AGUSTIN: ¡Ay, Sebastián, querido! ¿por qué me decís esas cosas? todos somos hijos del Altísimo…
SEBASTIAN: ¡Dejá de hacerte el cardenal!
AGUSTIN: ¡Ay, es verdad! ¿No hablo igual a Monseñor Aguer?
SEBASTIAN: Monseñor Aguer… ¡Cardenal Richelieu!
AGUSTIN: ¡Ay, pero qué maravilla! Con toda la guardia Real, sabés lo que serían esos mozos de cuadras, los cadetes, los lacayos, Mon Dieu!
SEBASTIAN: ¡Ay, bueno, che, basta que me viene el agua a la boca!
AGUSTIN: Si te conoceré, Biondino… Más rápida que el tren bala resultó ser el chico “sofisticado” del colegio…
SEBASTIAN: El muerto se ríe del degollado, como decía Sebastián Arnoux…
AGUSTIN: Bueno, ¡basta de cháchara! Vamos a La Sarita a comprar los arrolladitos antes de que cierre, y le pedimos a Casilda que nos los haga como los hacía Martina Beruti, ¡Ay! ¿Qué habrá sido de la vida de Tincha? ¡Que mujer tan encantadora! ¡Y qué refinada! ¡Un encanto! No entiendo por qué tu tío la dejó, ella es tan elegante… Cuando la veía, hasta me daban ganas de hacerme heterosexual…
SEBASTIAN: ¡Vividora! ¡Parásito! se hacía la bienuda, ¡Piojosa resucitada, pobre Crista!…
AGUSTIN: ¿Era, ya la mataste, pobre alma del señor?
SEBASTIAN: De verdad que hablás como Monseñor Aguer…
AGUSTIN: ¡Ay, qué encanto! Hasta te daría un besito… Bueno, ahora, vamos a ir a Vicente López, a comprar esos arrollados tan ricos, que los va a hacer tu mucama, y yo me voy a quedar a dormir, y vos mañana, cuando yo me vaya, vas a hablar con Amalia, y le vas tirar la idea que querés visitar a tu tiíto en Bali, y por supuesto, no querés viajar solo, te morirías de angustia…
SEBASTIAN: No es que no quiera viajar, no quiero ir ahí… Quiero ir a Berlín y a Dresden…
AGUSTIN: ¡Ay, por favor, Sebastián! Siempre vas a Mitteleuropa, hay que variar un poco, Bali es un paraíso, y la casa de tu tío, por lo que pude ver, es digna de un Bey, podemos contratar unos de esos chicos eslovacos, y pasarla regio con tu tío y con Matto…
SEBASTIAN: ¿Ah sí? ¿Y quién los paga? ¿O pretendés que mi tío también pague tus orgías?
AGUSTIN: ¿Vos crees que él no arma colosales orgías en ese palacio que tiene? Pero igual no pensaba en eso…
SEBASTIAN: ¿Qué pensabas?
AGUSTIN: Tu abuela Teresa… Ella tiene debilidad por vos, si le pedís, te va a dar…
SEBASTIAN: Ah, ¡divino! Le digo, Tere, oíme, necesito dieciocho mil dólares, para pagar los pasajes y los honorarios de cuatro muchachos que van a viajar desde Eslovaquia hasta Indonesia, para hacernos compañía a Hernán, a Matto, a Agustín y a mí, vos que me querés mucho, ¿me los das?
AGUSTIN: ¡Así no, pelotudo! Decile que vas a hacer una representación del Bastien und Bastienne con la Damrau, Beczala y René Pape en el teatro de Hernán en Bali, para una gente influyente y qué sé yo…
SEBASTIAN: ¡Minusválido mental! Hacer es cuesta mucho más que dieciocho mil dólares…
AGUSTIN: Bueno, pedile veintitrés mil, y decile que vas a contratar a Dagmar Schellenberger, Herbert Lippert y Laszlo Polgar, que cobran más barato…
SEBASTIAN: Después nuestras conversaciones son de neuropsiquiátrico por mi culpa…
AGUSTIN: Yo lo hago por tu bien, Blonchen, no podés vivir del porno, ¡tenés que disfrutar más en carne y hueso!
SEBASTIAN: ¿Y quién te dice que no disfruto?
AGUSTIN: Si te la pasás metido acá todo el tiempo…
SEBASTIAN: Aunque no lo creas, estoy teniendo más levante que antes… ¡Y no sólo salgo a comer con Amalia!
AGUSTIN: Lo decís porque estuviste con un neuquino que no se lo querías presentar a tu madre ni a tus abuelas porque no tenía un solo diente en su lugar…
SEBASTIAN: Sí, por él además…
AGUSTIN: Jmm! ¿Quién más?
(pausa)
SEBASTIAN: mmm, Rubiofuego…
AGUSTIN: (se ríe estruendosamente) Rubiofuego antes de tocarte a vos, se la corta…
SEBASTIAN: A vos no te lo va a contar, porque parece que liarse conmigo resta prestigio, hasta vos lo negás…
AGUSTIN: ¿Qué es lo que niego?
SEBASTIAN: Lo que pasó aquella vez… Aquellas veces…
AGUSTIN: Sebastián, eso no fue nada… ¿Eso fue lo que hiciste con Rubiofuego?
SEBASTIAN: En primer lugar, yo tengo material fotográfico de lo que pasó un par de veces en esta casa entre vos y yo… Y en segundo lugar, yo a Rubiofuego…
AGUSTIN: (se ríe aún más estruendosamente) ¿Y pretendés que te crea?
SEBASTIAN: Ni te digo que le preguntes a Marcos, porque lo va a negar rotundamente, pero yo sí sé lo que pasó…
AGUSTIN: Lo que es tener tiempo para decir boludeces…
SEBASTIAN: No voy a pretender que me creas… Vamos a comer… Y no vamos a ir a La Sarita, la mucama hizo unas tartas de mierda, no las puedo ni ver, pero mi madre le pidió que las hiciera, y las vamos a comer…
AGUSTIN: Sí, mejor, ya es tarde para ir a Vicente López…
APAGON

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