jueves, 22 de mayo de 2008

Escena lírica


HARALD:
Qué te detiene... Es ya tarde; ven conmigo.
Tu augusta madre te ha llamado,
Has oído?

SEBASTIAN:
Otra noche sin verlo!

HARALD:
Peligrosa llama tu nutres!... Oh cómo, dónde,
La primera chispa
En tí ha aparecido?

SEBASTIAN:
En los torneos. El apareció
Con una negra armadura y el yelmo
Negro y sin blasones, el escudo,
Desconocido guerrero, que de todos
Los honores obtuvo... Al vencedor sobre los cabellos
La corona... Guerra civil entretanto...
No lo he visto más... Como dorado sueño
Fugitivo imagino! El volvía
Largo tiempo... pero luego...

HARALD:
Qué sucedía?

SEBASTIAN:
Escucha!

Callaba la noche plácida
Y bella de cielo sereno
La luna, el plateado rostro
Mostraba hermoso y pleno...
Cuando sonar por el aire,
Entre todo se transfigura...
Dulces al oído y tranquilos
Los acordes de un laúd,
Y versos melancólicos
Un trovador cantó.

Versos humildes
De un hombre que reza a Dios;
En ellos se repetía
Un nombre... el nombre mío!
Corrí al balcón...
El estaba, era él, él mismo!
Sentí la alegría que solamente a los ángeles
Les está concedido probar!...
Al corazón, a la mirada estática,
La tierra en un cielo pareció!

HARALD:
Todas las inquietudes que narraste
disturban mi alma!... Yo temo...

SEBASTIAN:
Invano!...

HARALD:
Estraño y triste presentimiento
En mi se revela este hombre misterioso!
Intenta Olvidarlo...

SEBASTIAN:
Qué dices? Oh basta!

HARALD:
Cede al consejo de la amistad...
Cede...

SEBASTIAN:
Olvidarlo!... Ah! tu has dicho una cosa
Que mi alma entender no sabe.

De tal amor,
Mal se puede decir con la palabra.
De un amor, que yo sólo entiendo,
Mi corazón se embriagó!
Es mi destino y se cumplirá
Si yo con él no estaré...
Si por él no vivo,
Es por él, que moriré!


Benedicto, basado en Salvatore Cammarano, Buenos Aires, 22 de mayo de 2008

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