martes, 17 de enero de 2012

An Salome (A Salomé)




SEBASTIAN, pasajero de quince años.
AGUSTIN, pasajero de la misma edad, mejor amigo de Sebastián.
LUCAS, pasajero, primo de Agustín, de la misma edad que los anteriores.
ABUELA TERESA, pasajera, abuela de Sebastián.
Fila de tres asientos en un Boeing 747 de KLM, destino a Amsterdam. Agustín va sentado en la ventanilla, Sebastián en el medio, Lucas en el pasillo, es de noche, están haciendo el trayecto que va desde la costa brasileña a la costa africana. Sebastián escucha Salomé de Richard Strauss en los auriculares.

SEBASTIAN: (cantando bajito) Wie schön ist die Prinzessin Salome, heute Nacht…
LUCAS: Sh! ¡Callate!
AGUSTIN: ¡Callate, Lucas, Sebastián, cantá todo lo que quieras!
SEBASTIAN: Yo canto bajito…
LUCAS: Pero yo no te quiero oír.
AGUSTIN: ¡Callate, Lucas! Dejá que Sebastián cante todo lo que quiera, no jode a nadie.
LUCAS: Me jode a mí.
AGUSTIN: Vos ni lo oís.
LUCAS: Me jode que cante eso, no me guste.
SEBASTIAN: A todo el mundo le gusta Oscar Wilde, Lucas, voy a seguir cantando bajito…
AGUSTIN: ¡Bravo, Sebastián! ¡Imponete!
LUCAS: ¡Yo no quiero oírte!
AGUSTIN: ¡Te digo que te calles! Y dejalo a Sebastián cantar todo lo que tenga ganas…
ABUELA TERESA: (asomándose) ¿Qué pasa acá, che?
LUCAS: Sebastián canta, y me molesta, no lo quiero oír.
SEBASTIAN: Canto bajito, nadie me oye, Teresa.
AGUSTIN: Es verdad, Teresa, Sebastián canta bajísimo, nadie lo puede oír en el avión.
ABUELA TERESA: Bueno, ¡se acabó! Lucas, andá con Federica y con tu abuela, yo me quedo acá con Sebastián y Agustín, y todos contentos.
SEBASTIAN: ¡No, no Teresa! No canto más, me quedo callado, que Lucas se quede acá…
ABUELA TERESA: Bueno, pero no armen más lío, o van a venir las azafatas a retarlos (La abuela Teresa se va, Lucas reclina su asiento, se acomoda en él con la almohadilla y se tapa con la manta mirando en sentido contrario a Sebastián, pausa)
SEBASTIAN: (muy bajito) Wie blas die Prinzessin ist…
LUCAS: (dándose vuelta, muy bajito, a Sebastián) ¡Te dije que te callaras! No quiero oír nada, ¡basta!
SEBASTIAN: (gozándolo, muy bajito) Wie schön ist die Prinzessin Salome, heute Abend!
LUCAS: (muy bajito) ¡Callate! (le hace una señal con la mano como para pegarle)
AGUSTIN: Bravissimo, Sebastian, me encanta como recitás Oscar Wilde en alemán, y en una noche ecuatorial, volando, es poetiquísimo…
LUCAS: ¡Basta! Me voy con las viejas, le digo a tu abuela que venga con ustedes…
SEBASTIAN: ¡No, Lucas! Quedate, no voy a cantar más Salome, te lo prometo, me quedo callado hasta que lleguemos a Amsterdam…
LUCAS: ¿Palabra?
AGUSTIN: ¡No, Sebastián! No cedas ni un ápice, cantá todo lo que quieras, cantá todo lo que quieras Richard Strauss, recitá Oscar Wilde, la noche está lindísima para eso, no le hagas caso a Lucas, solamente cumplí tu voluntad, vale mucho más que Lucas.
LUCAS: Si vos seguís cantando esas cosas, yo no me quedo más acá, y viene tu abuela Teresa.
SEBASTIAN: Yo me callo, Luquitas, te juro que me callo, no digo ni una palabra hasta que estemos en Schiphol, ¡doy mi palabra!
AGUSTIN: ¡No le hagas caso, Sebastián! Cantá, recitá, todo lo que quieras, vos tenés que poder cantar y recitar todo lo que quieras, éste no es nadie para prohibírtelo.
LUCAS: (A Sebastián) Si vos hablás una sola palabra, antes de llegar a Schiphol, yo me voy, y viene tu abuela.
AGUSTIN: ¡Vos cállate! ¡Lacra, inmundicia! Subhumano ¡Andate! nadie te quiere acá, que venga la abuela de Sebastián, y que ella duerma con nosotros también cuando lleguemos, vos andate con las otras dos viejas, durante todo el viaje, no te quiero volver a oír la voz, ¡fuera de acá, desaparecé!
LUCAS: (con mucha tranquilidad) ¡Bajo ninguna circunstacia!
AGUSTIN: ¿Cómo decís?
LUCAS: Yo me voy a ir únicamente si Sebastián me lo pide, mientras Sebastián esté callado, voy a ser fiel a mi palabra y me voy a quedar acá.
AGUSTIN: (enfurecido) ¿Oíste eso? ¡Bastien! Lucas, el imbécil de mi primo, no quiere irse, dice que sólo va a irse si vos se lo pedís (Sebastián no habla)
LUCAS: Mientras Sebastián no hable, yo me quedo acá, este es mi lugar.
AGUSTIN: Yo quiero que te vayas, y le dejes tu lugar a la abuela de Sebastián, él lo deja hablar, cantar y recitar.
LUCAS: A mí de acá no me mueve nadie.
AGUSTIN: Sebastián, ¿lo oíste? Dice que se va a quedar, que no va a irse (silencio) ¡Sebastián, hablá! ¡Hablá, Sebastián! Hablame a mí (silencio) ¿Vas a quedarte callado hasta que lleguemos, sólo porque éste lo dice? ¡Hablá todo lo que quieras, Sebastián!(silencio) ¡Sebastián! ¡Hablá! (A Lucas) Y vos, ¡porquería! ¡Inmundicia! ¡Decile que hable! Soy tu primo mayor, ¡te lo ordeno!
LUCAS: Si Sebastián dice una sola palabra antes de que el avión llegue a Amsterdam, yo me voy con Federica y con la abuela, y la abuela de Sebastián viene acá con ustedes…
AGUSTIN: ¡Y andate! Que venga Teresa, ¿quién te quiere a vos acá? (A Sebastián) Sebastián, ¡decile que se vaya! (Sebastián mira a Agustín, y luego vuelve a mirar a Lucas quedándose callado) Entonces, Sebastián, ¿no vas a hablar? (Sebastián mueve la cabeza a un lado y al otro negando) ¿Preferís hacer lo que te diga este, antes de hacerle caso a tu mejor amigo? (Sebastián permanece impávido) ¡Vayanse los dos a la mierda! ¡Permiso! (se levanta y se va dándole una patada a Lucas)
ABUELA TERESA: (llegando) A ver, ¿pueden moverse los dos? (Sebastián se corre al asiento de la ventanilla y Lucas al del medio, abre la ventanilla, y se ve que ligeramente amanece en la costa africana) A ver si ahora se quedan tranquilos, ya van a venir a servirnos el desayuno…
(pausa)
SEBASTIAN: (lentamente) Wie schön ist die Prinzessin Salome…

Manuel Lamas

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