
Sala de conciertos e la Filarmónica de Berlín, el maestro Christian Thielemann, dirigirá las oberturas “Hebridas” de Mendelssohn y “Corsario” de Berlioz. Luego del intervalo, en la segunda parte del concierto, dirigirá la Sinfonía “Fantástica” de Berlioz. Tomás Reining, Wilhelm Fassbaender y Benedicto, ocupan sus lugares que han conseguido a 10 euros. Luego de la primera parte del concierto, entre aplausos y vítores, los tres van a al hall, donde toman un refrigerio.
Tomás: Me gustó el estilo cuidado y “karajaniano” de cómo dirigió Mendelssohn, Berlioz parece no ser lo más suyo, veremos qué tal hace la Fantástica… (entre la gente divisa a alguien conocido) Ben (sobresaltado) ¿Ves aquél chico de allá?
Benedicto: Sí, ¿Qué tiene?
Tomás: Es Sebastián Fagoaga Larreta, el chico de Belgrano del que te hablé la otra noche en casa, nunca imaginé encontrármelo acá… ¡Vení que te lo presento!
Benedicto: ¡Ni se te ocurra! Ya te dije rotundamente que no…
Tomás: Yo lo voy a saludar…
Benedicto: ¿Estás loco? Ni lo conocés…
Tomás: ¡Dale! ¡No seas idiota! (Tomás se acerca al joven que está junto a dos chicas y le habla en alemán) “Disculpame ¿Hablás español?”
Sebastián: Sí, ¿Nos conocemos?
Tomás: Indirectamente, soy argentino, me llamo Tomás Reining, en Argentina vivía en Martínez, antes vivía en Olivos. Mis primos Santiago e Ignacio Feliú Resúa, jugaban con vos en el CASI, también te conocen amigos y ex compañeros míos, Tomás Lassini, Mariano Agosti, Gonzalo von Carolsfeld, conozco a tu padre, Gonzalo, y a tu madre Amalia. Mi tío, Willie Rossi, fue compañero de tu padre, y mi tía, Pilar Feliú Resúa, fue compañera de tu madre…
Sebastián: ¡Sí, los conozco a todos! ¡Qué loco! No sé cómo me reconociste, pero me alegra haber encontrado alguien conocido, acá, tan lejos de nuestra tierra…
Tomás: Te tengo en el Facebook, después buscame, mi nombre es Tomás Reining…
Sebastián: Ok, te voy a buscar…
Tomás: Aquél chico que está allá es mi amigo Benedicto, él es de Belgrano y vino a pasar un tiempo a Berlín conmigo y mi amigo con el que estoy viviendo, no lo encuentro ahora…
Sebastián: Ah, buenísimo, (señalando a las chicas) Ellas son mis amigas: Jimena, de Corrientes, y Paula, de Brasil. (Tomás Reining las saluda),
Tomás: Vengan a saludar a mi amigo (caminan hasta donde está Benedicto, que permanece reacio) Tomás, él es mi amigo Benedicto, Ben, él es Tomás, amigo de la familia.
Sebastián: ¡Un gusto, Benedicto!
Benedicto: (incómodo) El gusto es mío…
Tomás: (A Sebastián) ¿Y te gusta la música clásica?
Sebastián: Escucho de todo, pero vinimos por Jimena, que es violinista…
Tomás: ¿Y qué les está pareciendo el concierto en general?
Jimena: Estuvo muy buena la primera parte, ahora viene el plato fuerte…
Tomás: Lo mismo digo, ¿No Ben?
Benedicto: Ajá.
Sebastián: ¿Y dónde están ustedes acá en Berlín?
Tomás: Mi pareja y yo, tenemos una casita en Wannsee.
Sebastián: Ah, estás viviendo acá, yo estoy en un albergue cerca de Tiergarten. Me gustaría quedarme por acá, no sé si exactamente en Alemania, a lo mejor Francia o España…
Tomás: Euskadi o Navarra…
Sebastián: ¿Cómo sabés?
Tomás: ¡Por Dios! Tu padre es fanático nacionalista vasco…
Sebastián: Veo que lo conocés bien…
Tomás: ¡Es un genio don Gonzalo!
Sebastián: ¿De dónde lo conocés?
Tomás: (baja la voz) del grupo de Irmgard Bergner…
Sebastián: Ah, vos… (Tomás asiente con la cabeza) Y él (señalando con la cabeza a Benedicto, Tomás hace un gesto afirmativo)… Bueno, tu nombre era…
Tomás: Tomás, Tomás Reining…
Sebastián: Bueno, te dejo mi dirección de Email, arreglemos para encontrarnos en algún momento…
Tomás: ¡Dale! Sería una idea excelente…
Sebastián: Bueno, ¡Suerte che!, nos estamos viendo, ¡Suerte Benedicto! (todos se saludan y se separan en el camino de regreso a las butacas)
Benedicto: No me interesa hacer amistad con este pibe…
Tomás: ¿Pero no te pareció copadísimo?
Benedicto: Pero no lo conozco, y vos tampoco lo conocés.
(Llegan a sus butacas, se sientan junto a Wilhelm)
Tomás: Tenés que arriesgar Ben, ¿Vas a quedarte toda tu vida en Buenos Aires haciendo nada? Hay que dar el gran salto, cuesta, a mí me costó años, Vos podés hacerlo, en mi caso era el fantasma de mi madre muerta, en tu caso, es la imagen omnipresente de tu madre viva ¡Vos tenés que venirte a Europa Ben!
Benedicto: No es tan fácil Tomás, ya es un gran logro que me haya animado a tomar un avión y venir hasta acá… Voy de a poco…
Tomás: Pero se nos pasa la vida y no hacemos nada Benedicto, vos tenés mucho potencial ¿Qué hacés anulado allá? Yo te quiero ver feliz, haciendo lo que te gusta, y con una persona que te quiera…
(Se anuncia en alemán y en inglés, que va a empezar la Fantástica, aparecen los músicos, el director, la gente aplaude y empieza la sinfonía que dura alrededor de una hora, al acabar los tres jóvenes salen de la sala de concierto comentando la obra, hasta que vuelven a cruzarse con Sebastián Fagoaga Larreta y sus amigas, se saludan cordialmente, Wilhelm y Tomás Reining, se dirigen a la esquina, Benedicto se queda unos pasos atrás)
Benedicto: (a Sebastián) ¡Ey! ¿Tu nombre era?
Sebastián: Sebastián, el tuyo Benedicto, ¿No?
Benedicto: Sí, te acordaste de una…
Sebastián: Es un nombre difícil de olvidar
(pequeña pausa)
Benedicto: Te paso mi celular y mi Mail.
Sebastián: ¡Dale! Yo te paso el mío…
Benedicto: ¿Te gusta la paella?
Sebastián: Sí, ¡Me encanta!
Benedicto: Yo la hago muy rica, arreglamos, y una noche te venís a comer a la casa de Tomi en Wannsee ¿Te gustaría?
Sebastián: Sí, buenísimo…
Benedicto: Bueno che, me voy que mis amigos se van a ir y me voy a quedar solo…
Sebastián: Dale, nos estamos viendo: ¡Buena suerte!
(Se saludan con un beso en la mejilla, y Benedicto camina hacia la esquina con paso acelerado y sonriente)
Manuel Lamas, 5 de abril de 2009